Vino de origen español. La coloración del vino azul se consigue por medio de un complejo llamado antocianina. De distintos frutos, como la mora, los arándanos o el hollejo de las uvas tintas, se consiguen los pigmentos necesarios para ofrecerle al vino un color azul característico.

Cada bodega tiene su propio desarrollo. Se obtiene el color azulado de los pigmentos extraídos de la piel de uvas tintas, que más adelante se mezcla con uvas blancas para lograr el resultado final, un vino azul. El proceso combina naturaleza y tecnología.
No se debe confundir estos vinos azules con los espumosos producidos en Francia, catalogados Vin Blue, como entre otras cosas el espumoso azul Blanc de Blue de la región de los Vosgos.
Más allá de que los vinos azules están siendo cuestionados por críticos y enólogos que denuncian que este no es un vino clásico,
hay que decir que el vino azul huele a vino. En boca las experiencias son semejantes a un blanco Chardonnay, pero resulta más untuoso en el final del trago.
En sus notas organolépticas de cata, se puede decir que es un vino de color azul índigo con notas aromáticas que evocan a frutas maduras, con gusto dulce y suave acidez. Un vino muy refrescante, propicio para días calurosos.
Por Mauricio Tamayo – Mauricio El Sibarita
Sommelier
@mauricio.sibarita